¿Qué es “Ciudades en Transición” y sus planteamientos?

El movimiento de Ciudades en Transición nace en el año 2006, en la ciudad de Totnes, Reino Unido, como una iniciativa local pero con un enfoque global, basado en la experiencia del profesor de permacultura Rob Hopkins en Irlanda el año anterior. Existen hoy en día más de 750 iniciativas de Ciudades en Transición en todo el mundo y siguen creciendo los apoyos.

Este movimiento nace de la realidad en la que el mundo está inmerso en este nuevo siglo, con un consumo desaforado de energía basada en el petrolero que significa dentro de poco tiempo el fin del petróleo barato y por ello una caída profunda de nuestras maneras de funcionar.

Y por otra parte, el cambio climático y la sostenibilidad del sistema energético actual más la urgencia de la crisis ecológica en general, representan amenazas actuales y en aumento de las que medimos muy mal las consecuencias y que nos obligan a realizar políticas totalmente diferentes en las ciudades, que es el ámbito de actuación primario de este movimiento.

El movimiento se plantea la básica pregunta de…: ¿Cuál es la capacidad de resiliencia de nuestras sociedades? ¿Tenemos una verdadera capacidad de responder en forma creativa a dichas crisis adaptándonos a la situaciones que vayan viniendo? ¿Estamos condenados a desaparecer como la organización social actual, ya que no somos capaces de adaptarnos a los cambios?

Las Ciudades en Transición buscan crear y cambiar en un territorio (ciudad, pueblo, comarca, barrio, urbanización) por los ciudadanos y vecinos, a veces en colaboración con las autoridades locales, una serie de cambios y medidas. Ideas Fuerza que se basan en cuatro brochazos muy simples.

 Hay que reducir el consumo energético y tomar decisiones ya! desde el positivismo social. Tanto en aspectos globales, de ciudad como en aspectos personales, del yo.

 Nuestra sociedad actual es vulnerable y poco sostenible. Hay que dar más información del punto en el que nos encontramos.

 Hay que reducir las emisiones contaminantes, relacionadas con la energía fósil y aprender a ser más resilientes en nuestra actual sociedad

 Hay que lograr objetivos positivos para la sociedad, cambiando modos y vínculos sociales. La participación bien informada es imprescindible. La organización y la autoorganización debe ser el motor básico.

Una de las medidas claras se basa en una mayor autosuficiencia, encontrar las soluciones que le convienen a cada ciudad en función de sus recursos y de sus problemas, en colaboración con las actividades económicas y sociales ya existentes para que vayan en la misma dirección sostenible de reducir la acción sobre lo que es negativo.

Hay que convertir en “positivo” todo camino que emprendan las ciudades hacia transición y activando la idea de movilización activa e informativa que la dirija. El ciudadanos debe conocer en qué punto nos encontramos y las ventajas que tiene para el futuro ponernos a trabajar ya por estos temas.

La ciudad es lo más cercano a la persona, donde más conoce cada ciudadano lo que se puede y debe hacer. Por eso es donde resulta más fácil su implicación. Las ciudades son abiertas y diferentes, lo que permite además adaptar las acciones a cada caso concreto. No es lo mismo una ciudad muy horizontal a una vertical, una comercial a otro totalmente industrial, una con muchas zonas verdes a otra más dura, etc.

Pero en todas ellas la reducción energética de todo tipo de energías es un hecho indiscutible ante la realidad del alto consumo del petróleo y la inviabilidad (de momento) de otras formas de energía —exceptuando la nuclear, cuyos problemas ecológicos, de seguridad y sociales todo conocemos o imaginamos— y admitir desde el primer momento que el sistema económico nos seguirá negando la crisis energética buscando que nada cambie.

Hay que trabajar mucho más para mitigar los efectos del cambio climático, explicando la realidad de este, repartiendo los costes de acuerdo con las responsabilidades e introduciendo un componente de clases sociales que de momento está ausente en los planteamientos de Ciudades en Transición. El propio cambio climático no afecta por igual a todas las clases económicas. Las hay que pueden cambiar sin problema de localización, mientras que otras deben permanecer por obligación atadas a un territorio, aunque lo hayamos destrozado.