Las 40 ciudades más antiguas del mundo

Dejo un pequeño listado con las 40 (41) ciudades más antiguas del mundo, ciudades o pequeñas localidades que han logrado sobrevivir e incluso crecer en muchos casos, durante más de 10.000 años. Auténticas supervivientes, que nos muestran que el concepto "ciudad" es un elemento muy seguro ante la historia, para mantenerse en el tiempo.

Mitilene, Grecia, 1.000 a.C.
Huelva, España, 1.000 a.C.
Gaza, Palestina, 1.000 a.C.
Pekín, China. 1.000 a.C.
Patras, Grecia, 1.100 a.C.
Xi’an, China, 1.100 a.C.
Cádiz, España 1.100 a.C.
Lisboa, Portugal, 1.200 a.C.
Calcis, Grecia, 1.200 a.C.
Lárnaca, Chipre, 1.200 a.C.
Hebrón, Palestina, 1.500 a.C.
La Canea, Grecia, 1,700 a.C.
Chania, Creta, 1.700 a.C.
Bal ó Bactria ó Balj, Afganistán, 1.880 a.C.
Varanasi ó Benarés, India, 1.800 a.C.
Luoyang, China 1.900 a.C.
Kutaisi, Georgia, 2.000 a.C.
Jaffa, Israel, 2.000 a.C.
KirKuk, Irak, 2.200 a.C.
Erbil, Irak, 2.300 a.C.
Homs, Siria, 2.300 a.C.
Jenin, Palestina, 2.450 a.C.
Rayy ó Rey, Irán, 3.000 a.C.
Beirut, Líbano, 3.000 a.C.
Jerusalén, Israel, 3.000 a.C.
Luxor, Egipto, 3.200 a.C.
Gaziantep, Turquía, 3.650 a.C.
Sidón, Líbano, 4.000 a.C.
Atenas, Grecia, 4.000 a.C.
Faiyum ó El Fayún, Egipto, 4.000 a.C.
Tyro ó Tiro, Líbano, 4.000 a.C.
Plovdiv, Bulgaria, 4.000 a.C.
Tebas, Grecia, 4.100 a.C.
Susa ó Shush, Irán, 4.300 a.C.
Alepo, Siria, 4.300 a.C.
Damasco, Siria, 4.300 a.C.
Al Jubail, Arabia Saudí, 5.000 a.C.
Argos, Grecia, 5.000 a.C.
Byblos, Líbano 5.000 a.C
Catalhöyük, Turquía, 7.500 a.C.
Jericó, Palestina, 10.000 a.C.



El Central Park de New York es "el" parque a copiar

Un parque o “el” parque. No sé. Algunos detalles le sitúan sin duda en el mejor parque posible. El parque que todas las ciudades querrían tener. Munich o Madrid lo tiene, Londres también. Céntrico, grande, variado, en relieve, con agua, peatonal, para el deporte o la relajación, para pasear, amplio, verde, con animales, natural, cambiante.

La turistificación matará al turismo útil para las ciudades

Es muy peligroso que la turistificación está logrando vaciar los centros de las grandes ciudades, convirtiéndolas en parques de atracciones históricos, culturales o de ocio. Ya se habla de que en el centro de Madrid hay hasta un 70% de la población con riesgo de expulsión de sus barrios de siempre, por los diversos cambios en el comercio y el urbanismo, que supone la llegada masiva de turistas sobre todo a los alquileres turísticos.

El problema es de mala planificación, o de nula planificación sobre una actividad económica importante como el turismo, donde hemos llegado a pensar que todo vale. O incluso una planificación manipulada para favorecer beneficios inmobiliarios.

En las grandes ciudades atractivas al turismo por diversos motivos, se han ido construido enormes masas hoteleras mal planificadas. Me daría igual hablar de Barcelona o de Venecia, de cualquier ciudad europea con atractivo turístico. 

Estos hoteles de gran calidad se han ido construyendo en las afueras de las grandes ciudades, rodeándolas, cerca de aeropuertos o vías de entrada. Nunca en el centro de las grandes ciudades o en el caso de hacerlo así, con precios prohibitivos en sus alojamientos.

Este error ha propiciado que el turismo que quiere alojarse en el centro de las ciudades, el turismo individual y no el grupal, busque soluciones a través de apartamentos o habitaciones no siempre legales. Es más útil estar alojado en una habitación mala en el centro de una gran ciudad que en una buena habitación pero a varios kilómetros del centro. Y esto no se ha tenido en cuenta a la hora de planificar el crecimiento turístico.

Si en un edificio de alquileres les resulta mucho más rentable a los dueños de las viviendas alquilar por días, lo harán mientras no se legisle duramente. Y eso supone dificultades de convivencia al resto de vecinos, por ruidos, mal uso, descontrol de horarios, etc.
Si a eso le sumamos que el comercio de proximidad en estas zonas se convierte en comercio dedicado al turismo, nos encontramos con otro problema. Un turista no necesita carnicerías o verdulerías, tampoco tiendas de ropa o de calzado. Y esas pescaderías se convierten en tiendas de bocadillos, de sombreros mexicanos, de bares de tapas franquiciados o de locales con estampitas con santos y paisajes. Y los vecinos huyen.

¿Solución? Hacer hoteles baratos en los centros urbanos, controlar los alquileres ilegales, planificar los crecimientos y descrecimientos, revisar los permisos de actividades económicas por saturación en los barrios con problemas de turistificación.

Bjarke Ingels está de moda, lo cual es negativo

El arquitecto danés Bjarke Ingels está de moda, y siendo esto muy peligroso, sabe conciliar sus ideas y proyectos con el espíritu que le llevó a ser arquitecto y a creer que podría cambiar las ciudades, cambiando los edificios y sus usos.

Es un destacado exponente de la figura de arquitecto estrella contemporáneo, pero sabedor que eso no es ni tan siquiera bueno para lograr los objetivos de sus ideas. 

Veamos tres preguntas que se le han realizado en Pamplona, junto a una imagen del edificio “La Pirámide” de New York” realizado por Bjarke Ingels.

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¿Qué ocurrirá con las ciudades si las compañías poderosas no apuestan por ellas?
Entre los sesenta y los ochenta, muchos centros urbanos sufrieron el ­abandono de los ciudadanos: queríamos una casa con jardín. En las últimas décadas, los centros han vuelto a llenarse de gente. Resultado: alquileres impagables. Es casi imposible vivir en el centro de Londres o Copenhague. Eso hace que la idea de ciudad deba redefinirse.

¿Qué hace a una ciudad ser lo que es?
Los ciudadanos. Fíjese cómo determinados grupos de artistas se trasladan a vivir hacia barrios más económicos y esa concentración genera urbanidad. Cuando la gente llega a un lugar y se instala en él, dicha zona mejora, se desarrolla. El proceso de gentrificación se describe siempre como negativo, pero es también el motor para la redefinición de lo urbano.

¿Por qué debe reinventarse la arquitectura?
Necesitamos alternativas a la vivienda con jardín y al apartamento en la ciudad. Y nacerán de mezclar. Le Corbusier ya lo probó dedicando una de las plantas al comercio en edificios de apartamentos. La diversidad crea la posibilidad de la diferencia. Hay que aceptar lo distinto.

La posible ciudad del futuro, curiosamente muy clásica

Un joven estudiante de Bellas Artes hizo esta semana un dibujo de su ciudad teórica, no tanto por ser la ciudad que le gustaría que fuera, como por ser la ciudad que cree será la que prevalecerá. 

La ciudad medieval, la clásica, la que envuelve a la iglesia para no ser atacada, o para servir de refugio. Muchas torres, campañas y en medio la gran Casa del Señor de la ciudad, la más alta, la que puede vigilar, la que se puede escapar de los ataques. El castillo que siempre impresiona al enemigo.

Creo que hemos avanzado muy poco. Eso sí, parece una ciudad sin coches, al menos en eso también hemos vuelto a la Edad Media para tranquilidad de los caballos, que volverían a recuperar sus trabajos.

Lo que no me dijo es si en esos edificios similares a las iglesias, vivirían curas o seglares. Tapiceros o fabricantes de ángeles y sueños.

El principal problema de las ciudades actuales

El más grave problema de las ciudades es la tremenda diferencia social entre sus habitantes, el abismo que separa a las personas, que además va en aumento y al que todos los habitantes se acostumbran a ver como normal e inevitable. El crecimiento del tamaño urbano lleva consigo un crecimiento de las diferencias sociales.

Las ciudades o asentamientos se crearon hace millones de años como método humano de ayuda social. Era más seguro en todos los aspectos vivir en un asentamiento de varias familias que hacerlo en solitario. Más seguro contra la violencia del exterior fuera humana o de la naturaleza, más seguro contra la enfermedad y la pobreza, más seguro para crecer las familias y dotar a cada miembro de un trabajo y unas posibilidades de utilidad en la sociedad.

Pero eso en las últimas décadas se ha ido modificando gravemente ese concepto scial de la propia sociedad urbana, separando o ampliando las distancias entre los diferentes miembros de una misma comunidad. Hoy los pobres son cada vez más olvidados, y los ricos se distancias de las propias ciudades para formar sus núcleos cerrados de seguridad propia en todos los aspectos.

Volvemos a conceptos sociales de la Edad Media, con grandes familias que vivían en Castillos (hoy en urbanizaciones cerradas) y que tenían seguridad propia y curanderos particulares, que mandaban al comercio a sus criados y que dominaban los Gobiernos legales, religiosos o militares.

Parecemos incapaces de sacarle lógico partido al concepto social de la ciudad, no tanto por permitir que haya “castillos cerrados” dentro de ella, como por no dotar de calidad a la vida urbana y social del resto de habitantes. Las ciudades no deberían consentir pobres de futuro, y nunca actuar sólo sobre la supervivencia de estos. Las ciudades deberían ser unidades de actuación para igualar por arriba las posibilidades.

Pero curiosamente los gobiernos centrales nunca dejan al gobierno de las ciudades, es decir, al municipalista, que tengan capacidad de legislar para ampliar la calidad de vida de sus vecinos. Si acaso crear jardines o limpiar calles y enterrar a sus muertos. Poco más.

Ciudades y barrios inteligentes ¿qué son?

Las ciudades de tamaño medio y grande y sobre todo por su crecimiento poco controlado, están valorando la construcción para el futuro de zonas y edificios inteligentes hasta convertir la nueva ciudad y sus barrios en espacios más sostenibles, no solo para dotar de más calidad a las viviendas, sino para hacer más soportable por todos su inevitable crecimiento. Además de dotar a las viviendas y edificios de más tecnologías como soluciones a necesidades, se trata de diseñar todo el conjunto para que su consumo sea menor y por ello además de más barato, más sostenible en ciudades que por su crecimiento resultan muy complicado mantener. Veamos algunas de estas posibles medidas.


Se calcula que en la actualidad las ciudades consumen más del 75% de la producción de energía mundial y generan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y estos números van en crecimiento imparable.


Mejorar radicalmente la gestión de los residuos de las viviendas, del propio gasto del edificio y de sus zonas envolventes.

Modificar los sistemas de iluminación pública, de riego, de microclima incluso

Optimizar espacios comunitarios, sin que sean fijos en su diseño y que puedan cambiar varias veces al año según necesidades de los vecinos y de la fecha

Compartir servicios, bienes, tiempos, necesidades y posibilidades, entre los vecinos de los edificios pensando en economías colaborativas

Crear sistemas de atención sanitaria de primera ayuda, más optimizados y baratos, sin perder servicio y eficacia personal, controlando de forma telemática las enfermedades crónicas y los servicios de primera ayuda y su desviación hacia las diversas opciones públicas

Ampliar la calidad de vida de estas zonas, con mejor medio ambiente, más zonas comunes, espacios verdes, menos ruido, más seguridad, mejor comunicación de todo tipo con el resto de zonas de la ciudad, mejor acceso al comercio y servicios de proximidad

Mejora de los servicios públicos de transporte, con nuevos diseños de redes ciudadanas y del tipo de energía a utilizar

Viviendas más conectadas a los servicios públicos, desde seguridad a comercio, desde sanidad a oficinas de administración pública, desde estructuras laborales nuevas de auto trabajo a sistemas educativos y de ocio añadidos.

Control informático de todos los sistemas comunitarios de los edificios. Desde el número de usos del ascensor, al control electrónico del correo y publicidad, la seguridad pasiva o el control de la limpieza, el mantenimiento del edificio o las opciones para convertir las viviendas y los edificios en más verdes.

Intranet en el propio edificio, en el barrio y/o en la ciudad, para estar informados todos de todo. Con la consiguiente pérdida de libertad individual pasiva que esto representa.

Sistemas de control y facturación de los servicios comunitarios según el número de usos

Construcción de edificios y barrios, con materiales eficientes según la ubicación geográfica de la zona, de sus temperaturas, aires, humedades, horas de sol, etc.





Construir una nueva ciudad. Campo de Refugiados de Za’atari en Jordania

Marta Fernández Cortés ha elaborado un gran trabajo sobre la forma en la que se puede construir una ciudad desde la nada, tomando como ejemplo el campo de refugiados de Za’atari en Jordania, donde se han tenido que refugiar ciudadanos de siria que huyeron de la guerra en su país. Poco a poco este asentamiento se fué llenado de personas sin ningún servicio hasta llegar a un asentamiento actual de unas 80.000 personas y donde poco a poco se fue construyendo todo lo necesario para ser considerada una ciudad con sus servicios más básicos.


Este campo se implantó en un antiguo recinto militar en medio del desierto. Entre los años 2012 y 2013 un gran número de refugiados llegaron al campo, que alcanzó la cifra récord de 200.000 habitantes. Actualmente la población se ha estabilizado en unas 80.000 personas, y aunque siguen llegando nuevos refugiados, muchos otros se marchan en busca de mejores condiciones de vida.


En este proyecto Marta Fernández pretende aportar ideas y soluciones urbanas para mejorar los déficits de infraestructuras, y que a la vez aumenten la resiliencia de una (ya casi) ciudad, en constante transformación. Para ello, ella se plantea cuál es la infraestructura mínima necesaria para dar lugar a un asentamiento flexible y a las vez, sostenible, al nacimiento de una nueva ciudad en un lugar inhóspito pero lleno de personas vacías de futuro.