Pavimentos en las islas Azores. Bellas calles


En la anterior entrada habíamos hablado de las Islas Azores, de una casa de indianos, muy similar a las que tenemos en el norte de España. Ahora quiero mostraros dos suelos, la decoración de dos calles de estas mismas islas, realizadas con adoquines negros y blancos, de granito diferente, formando dibujos geométricos.


El urbanismo amable, el que busca no sólo ser útil y funcional, sino además integrador para las personas, capaz de producir por poca más inversión, sensaciones agradables, está en aumento, buscando que pasear o simplemente transportarse andando desde un punto a otro, no sea una sucesión de aburridas zonas idénticas.


Este tipo de urbanismo además de ser útil para los turistas, en cuanto les representa un nuevo tipo de calle, lo es también y sobre todo para los vecinos de la ciudad, que son los que más disfrutan de estas actuaciones casi artísticas. La belleza es siempre lo más fácil de cuidar…, si se quiere.

Imágenes cortesía de Luis Iribarren

Casa indiana en las Islas Azores

En anteriores entradas hablábamos de las casas de los indianos en Galicia y Asturias. Familias ricas que volvían de las américas a su España, siempre con el triunfo en sus maletas, pues los que eran trabajadores en las américas no volvían. Comerciantes que en muchos casos se volvían a España a poner en marcha los mismos negocios que habían logrado emprender en sus países de acogida. Era el principio del siglo XX en muchos casos.

Pero ahora os dejo un edificio de claro corte indiano situado en las Islas Azores. Lógicamente debemos pensar que en esta caso es un regresado desde Brasil. 


Bellos colores, mucha balconada a la calla, con galerías o sin ellas, florituras o motivos florales en la decoración, con escaleras de acceso a las viviendas unifamiliares, incluso en muchos casos con jardines alrededor que los envolvieran, pero siempre con las fachadas bien a la vista, pues estos regresos y edificaciones buscaban la muestra, el enseñar que se había triunfado.

El empedrado del suelo, de las aceras y zonas peatonales, nos dará para otra entrada posterior.

Cuartos de wc externos, en edificios de hace un siglo

Este tipo de galerías, de balconadas cerradas, se dieron en edificios viejos, construidos en muchos casos a principios del siglo XX con galerías abiertas que contenían en un lateral el servicio de water, y al que para acceder al mismo había que salir "casi" a la calle. En aquellos años todavía en muchas casas no existía servicio individual para cada vivienda, existían servicios de taza de wc entre plantas, que compartían varias familias, y esto solucionaba el problema de los olores, y la sensación de que tener un wc dentro del hogar era asqueroso.

Hay que recordar que hace un siglo el agua corriente no era habitual en todos los hogares, y menos en todas las habitaciones que lo necesitaran. Los wc internos (estos de galería o los comunales entre plantas) no tenían agua y se limpiaban con pozales o cubos. Y terminaban sus desagües en muchos casos en pozos negros.

Con los años estas galerías se cerraron, el water se integró en la vivienda, se puso agua corriente y se entendía normal y limpio este servicio que así quedaba integrado poco a poco en el hogar. Estas galerías cerradas en madera, anchas y con cuartuchos en un lateral, mejor o peor integrados en la vivienda, todavía se pueden ver en muchas ciudades, en sus cascos viejos. Sobre todo en sus zonas interiores de patios internos.

Construirnos una sala de descanso y relajación

En la imagen vemos una simple estancia para descansar, algo que saben ofrecer muy bien los Paradores en España, utilizando grandes edificios que fueron monasterios o similares. Pero en casa podemos aprender y copiar. Una estancia sin televisión, libros y revistas, una mesa moderna cómoda y funcional y un gran sofá cómodo para estar sentado, tumbado, hablando o leyendo. Y una música ambiental bajita y elegida según gustos.

Os puedo asegurar que no es tan complicado, y esto también es calidad de vida, que ayuda contra la depresión y el estrés mucho mejor que las pastillas.

Esta sala es del Parador del Monasterios de Corias, cerca de Cangas de Narcea.

Las ventanas que no servían para ver

Cuando hablamos de urbanismo actual, y lo comparamos con los anteriores, debemos intentar comprender sus significados, las motivaciones que les llevaron a realizar algunas actuaciones que hoy nos parecen absurdas.

Hoy este tipo de ventanas son absurdas, pero por motivos de seguridad y religiosos, es decir sociales con arreglo a las formas de vida de hace (en este casi) once siglos, aquellas ventanas eran estrechas y casi sin sentido.

Servían únicamente para airear. No eran utilizadas ni para ver ni para ser vistos. Y si acaso para defenderse. La vida familiar se realizaba de puertas para dentro, y el sentido de la ventana y mucho más del balcón, vino siglos después, con la Reconquista y el cristianismo, más dado a la utilización de la calle como elemento de relación entre personas, a cambio del hogar que era el elemento cerrado y básico de las relaciones islámicas.

Con la ventana y el balcón todos se podían relacionar con mucha más facilidad. Y todos se podían vigilar también, con más astucia y éxito. La calle sirve para relacionarse y para conocerse, pero también para saber quien no quiere relacionarse, quien se relaciona con quien.




Las casas de los indianos, atractivo turístico a conservar

En muchas zonas locales de los territorios donde más personas tuvieron que emigrar en los años malos de finales del siglo XIX o del principio del siglo XX, de Galicia, Cantabria, Asturias y País Vasco sobre todo, pero también en Cataluña, Canarias o Murcia y Valencia, es normal ver casas construidas por estas familias cuando volvían a sus territorios de nacimiento, tras los años de éxitos en América.

Son las casas conocidas como "indianas" por su urbanismo que se asemejan en forma y color, en los aleros o en las decoraciones y balconadas, a las casas de ciertos países o zonas de América Central o América del Sur.

Los indianos volvían ricos, siempre, pues los que no lograban el éxito en su periodo de migrantes, no volvían. Y los que lo hacían, en muchos casos, además de construir grandes casas en las mejores zonas de sus pueblos, solían convertirse en pequeños caciques locales, pues su dinero y su experiencia en el mundo de los negocios, le abrían las puertas del emprendimiento.

En algunas localidades del Norte de España, se conservan las casas que han superado los años malos de mitad del siglo XX y hoy son un atractivo más para las visitas turísticas a estas zonas.

Insostenible crecimiento poblacional

Cada día el mundo crece en unas 230.000 personas, que no son las que nacen (unas 390.000) sino la diferencia entre las que nacen y las que se mueren. Esto supone que cada 4 días y poco el mundo tiene un millón más de personas. Un millón que curiosamente ninguno es aragonés, que necesita comer, emplear agua y energía, ocupar un espacio vital tanto él como lo que consume. Porque el mundo no crece, seguimos estando en el mismo espacio físico.

En el año 1970 éramos en el mundo la mitad de personas de las que somos hoy. En 45 años nos hemos duplicado. Si seguimos mirando hacia atrás, la anterior duplicación necesitó 60 años para producirse. Y la anterior unos 130 años. Y sobre unos 500 años la anterior. Exponencialmente es cruda la realidad.

Nadie se atreve a decir cuántos habitantes tendrá el planeta dentro de otros 45 años, y los cálculos nos hablan de unos diez a once mil millones, basándonos en el crecimiento actual. Hay que entender que cuanto más bienestar social hay en los países, menos tasa de fecundación y aparentemente se está frenando el crecimiento exponencial.

Yo tengo 61 años recién cumplidos. El día de mi nacimiento había en el planeta 2.796.082.786 personas. Hay relojes que te muestran casi todo, y por ello sabemos que hoy estamos en el mundo 7.499.552.232 personas. Crecimiento brutal que hace sonar las alarmas de la sostenibilidad. Si a estos números le añadimos que el consumo diario de energía, de agua, de alimentos, de naturaleza muerta, es inmensamente superior por persona que en el año 1956, vemos más todavía que es imposible un crecimiento con esta magnitud.

Algunos teóricos hablan claramente de la solución fácil de poner controles de natalidad, libres y fáciles, a costa de más sistemas de planificación y de más calidad de vida y libertad para las mujeres y las familias. El otro mecanismo de control de la población es terriblemente más sangriento. ¿O acaso creemos que el mundo es infinito y que estos datos son falsos?

Vamos a ver un ejemplo sencillo de entender. Pakistán. Tiene una superficie que es 1,5 veces la de España, o unas 16 veces la de Aragón. Pero en cambio tiene 4,2 veces la población de España, y 151 veces la población de Aragón. Ni España crece, ni Aragón crece. Pakistán crece poco, pero aun así supera el millón de más habitantes cada año entre los 1,7 millones que nacen y los 0,43 millones que mueren.

Zona verde en La Jota de Zaragoza



Hay zonas urbanas que desde el principio se diseñan lo más verdes posibles, lo más agradables y humanas que permiten los urbanismos en cada momento. Esta zona está en Zaragoza, enfrente al colegio La Estrella, en el final del barrio de La Jota. Junto a una gran avenida, la Z-30, lo que obligó a ciertas necesidades lógicas.

Por una parte había que separar las viviendas de las grandes avenidas para evitar ruidos, y por otra parte había que crear una barrera de verde, de árboles, que hicieran la doble función de filtrar ruidos y contaminación.

Al ser una zona separada del barrio de donde proviene, La Jota, había que dotarla de su propia zona verde y de relajación además de relación social, y para eso se creó un gran espacio comunitario que arropara todo esto, a modo de parque pequeño y casi privado, con juegos infantiles y mobiliario urbano. Y se destinó otra zona abierta como aparcamiento añadido a los edificios.

Para lograr todo esto, hubo que realizar edificios en vertical, con alturas de 10 pisos. De esta forma se lograban los criterios de rentabilidad en la edificación y se podía disponer de espacios libres para servicios de la comunidad. La zona verde más grande tiene 7.000 metros cuadrados de superficie.


Pero no todo es maravilloso. Algunas zonas verdes o no se han desarrollado o se han dejado morir por un mantenimiento defectuoso. Están marcados en verde claro, para disimular el marrón de la tierra.

Cuatro universidades tan iguales pero diferentes




El urbanismo se construye sobre normas copiadas en muchas ocasiones desde enormes distancias, sobre todo admitiendo que lo que funciona bien…, no debe ser cambiado. Así que es posible ver ciudades muy parecidas en todos los lugares del mundo, excepto por sus particularidades que somos capaces de salvar de la homogeneización del “todo” por efecto de una globalización en los diseños que vino antes que la del consumo actual.

Vamos aquí unos ejemplos de universidades repartidas por todo el mundo. Si observamos sus diseños veremos que en muchos aspectos fundamentales se parece mucho entre ellas. Unos espacios encerrados aunque estén abiertos, con muchas zonas verdes rodeando las zonas y entre las calles interiores, varios edificios que sirven de diferentes academias o escuelas, con campos deportivos, con edificios de servicios.

Son zonas que podrían ser intercambiables. ¿Es posible diseñar un urbanismo diferente para servicios tan clásicos como las universidades? Sin duda sus grandes diferencias están al entrar en ellas, de eso no cabe duda, pero estábamos hablando de urbanismo y no de educación.

Vemos las imágenes aéreas (gracias a Google) de las Universidades de Birmingham, El Cairo, Yale y Zaragoza, en este orden.

Las chimeneas marcan las diferencias

Acabado el invierno, las chimeneas empiezan a descansar en nuestro Pirineo aragonés, aunque sigan manteniendo su esbelta figura, su sentido ancestral de espantabrujas, sus piedras más o menos viejas, conquistando los cielos. Hay elementos pequeños que marcan el diferente urbanismo hogareño de las localidades, y las chimeneas son uno de estos objetos. No se parecen las andaluzas de las aragonesas o vasca, y menos las alemanas de las portuguesas o griegas. Podemos diseñar calles más parecidas que la propias chimeneas, donde nos dejan claro que son en los pequeños detalles donde se encuentra la diferencia en casi todo.